miércoles, 4 de abril de 2012

Íncubos y súcubos: demonios del sexo (Parte I)




Como bien sabemos, la sexualidad ha sido un tema fuertemente delicado en la Iglesia Católica y cualquier tipo de expresión sexual fue consideradoa, sobre todo en la Edad Media, como obra del mal, por lo cual no es de extrañar que muchas de las formas más comunes de caer en pecado estén relacionadas con el sexo y los demonios . 



Las relaciones sexuales fuera del matrimonio han sido desde la perspectiva católica, una de las formas más utilizadas por Satanás y su séquito demoníaco para ganar almas en la dura batalla entre el bien y el mal; para ello existen los íncubos y los súcubos, descendientes directos de los nefilim o ángeles caídos, encargados de tener relaciones sexuales con los humanos. 



Los íncubos, del latín incubare que quiere decir acostarse, eran en la creencia religiosa de la Edad Media, los demonios masculinos que copulaban con mujeres, a las que generalmente acudían durante las noches para invadir su mente y tenerlas a su merced; durante el acto sexual, el íncubo podía succionar la energía de su víctima hasta acabar con su vida, o bien, dejarlas en un estado de salud físico y/o mental lamentable. Los íncubos podían adoptar la forma de un ser amado y su víctima sólo llegaba a sospechar al notar una bifurcación en el miembro viril que además era frío aún al momento de la relación sexual; por otro lado, aunque el acto podía llevar a las víctimas a la muerte o a un deterioro mental y físico, se piensa que en algunos casos estas relaciones eran extremadamente placenteras, mientras que en otros llegaban a ser tormentosas casi al punto de desear la muerte. 

Durante la Edad Media, se creía además que las relaciones carnales de los íncubos tenían por finalidad la procreación, y el hijo era generalmente deforme y propenso a la maldad; hay quienes piensan que el legendario Mago Merlín era producto de la relación entre un incubo de nombre Asmodeo y una monja. 

Los súcubos, por su parte, son el lado femenino de estos seres malignos. Su nombre proviene del latín succuba o succubare que significa estar debajo y que más tarde derivó en "prostituta". Los súcubos son demonios femeninos de gran belleza cuya función principal es la de seducir a los hombres, especialmente a los monjes. Al igual que los íncubos, los súcubos absorben la energía de sus víctimas y los pueden llevar a la muerte. 


De gran belleza física y extremadamente sensuales, podían presentarse en algunas ocasiones con alas y a menudo desnudas ante su víctima. Era difícil que algún hombre se resistiera ante tal belleza, aunque sus preferidos eran siempre los hombres de fe y aquellos débiles de espíritu; para ello, el súcubo acostumbraba a meterse en los sueños de su víctima y seducirlos; además resultaba casi imposible que un hombre que hubiera tenido contacto con un súcubo se liberara de su influjo. Los súcubos tenían por costumbre recolectar el semen de su víctima y utilizarlo para embarazar a mujeres mortales, dando como resultado (al igual que en el caso de los íncubos) la procreación de hijos deformes o propensos a la maldad. 


El súcubo más famoso, maligno y mortal de todos los tiempos es Lilith la primera mujer creada por Dios (según una leyenda semita), corrompida por Satanás y amante de los demonios que se establecieron en el Mar Rojo. Otros súcubos importantes dentro de la demonología son Abrahel, Baltazo, Bietka, Mancerinio. 

Cómo ya se ha mencionado en párrafos anteriores, la idea de demonios responsables de pecados carnales se reforzó durante la Edad Media gracias al poder que ejerció la Iglesia Católica; sin embargo, es posible encontrar referencias a estos seres incluso en épocas anteriores como es el caso de los galos que creían en los Drusios, a quienes se acusaba de atacar a las mujeres y jóvenes que se encontraban en los bosques.

Espero que te haya gustado este post, continuaré después con la segunda parte y... Ten cuidado con lo que sueñas.... 

1 comentario:

  1. muy interezante pero hoy en dia no es igual como se puede quitar el hechizo de tal demonia

    ResponderEliminar