sábado, 11 de enero de 2014

Duende en la sala 3 (Riohacha - Colombia)




Durante siglos, el imaginario popular ha concebido la existencia de unas criaturillas maliciosas y escurridizas, asociadas a lo oscuro y demoníaco, que remiten al mismo tiempo a los dioses de las mitologías antiguas de Europa, tales como la nórdica, la irlandesa o la escocesa. Estos seres, conocidos como duendes (duen de casa, dueño de casa), son considerados criaturas con rasgos humanoides de pequeña estatura y otras características que varían según el folclor popular, pero generalmente son representados con orejas puntiagudas y de color de piel verde o tal vez roja o, según versiones, negra. En lo que coinciden todas las descripciones es en afirmar su carácter maléfico, cambiando de sitio los objetos en la casa o lugar del que se "adueñan", provocando semi-apariciones y ruidos extraños o rozando de forma imprevista con sus largas uñas a las personas que habiten allí.

El caso en cuestión, a continuación, ocurrió en la ciudad costera de Riohacha, en Colombia. Hay testimonios reales de personas que experimentaron en carne propia un fatídico encuentro con uno de estos seres, y aunque no sean considerados lo suficientemente peligrosos, sí que han logrado provocar grandes sustos e incertidumbres entre la gente que ya ha oído de sus avistamientos; y la realidad se torna aquí mucho más oscura que la fantasía al saber que la aparición de este duende no acaeció en una casa de familia o en algún paraje solitario alejado de la ciudad sino en un sitio público al que constantemente confluyen muchas personas cada día, pero que en ciertos horarios es poco concurrido: la sala de cine número 3 de uno de los centros comerciales más reconocidos de la ciudad.


Corría el mes de noviembre de 2013 y ya se empezaba a respirar en la acogedora y tropical Riohacha, la "brisa decembrina" siempre esperada por los lugareños. Para Lucía* había sido siempre muy complicada la interacción social. Chica tímida de 21 años, con exceso de trabajo incluso en fines de semana, sin tiempo suficiente para compartir eventuales salidas con los poquísimos amigos que tenía, cuyo número se podía contar con los dedos de una mano. De personalidad retraída y fantasiosa, Lucía amaba las artes, pues éstas le permitían saborear algo del placer que su visión casi siempre pesimista de la vida y el mundo no le permitía conocer. El cine era lo que más amaba y, por eso, el escaso tiempo del que disponía entre el ajetreo de su trabajo y sus simultáneos estudios universitarios, lo gastaba en disfrutar de una buena función, mucho mejor si iba sin compañía pues podía así poner a volar su imaginación sin miramientos con cada escena.

Como siempre, entró triunfal a la sala 3 y se dirigió al sillón correspondiente. Como era de esperarse, nadie más estaba allí y ella así lo había deseado, pues compró entradas para un horario de lunes en la última función nocturna a la que era muy improbable la asistencia de más personas, mucho más teniendo en cuenta que esa película estaba hace mucho tiempo ya disponible en cartelera. Lucía se arrellanó en su asiento, cerró los ojos con aire triunfal y esperó la proyección... Cinco, diez, veinte minutos. Nada se oía. 25 minutos de tardanza. Estaba realmente enojada y cuando se disponía a levantarse de su silla para hacer el correspondiente reclamo, no pudo evitar sentir las pisadas de alguien que pasaba exactamente por la fila de atrás. Sin pensarlo dos veces, volvió la mirada hacia los asientos traseros vacíos. Nadie ni nada más que la penumbra. Recordó el asunto del retraso de su función y salió disparada a la salida de la sala, pero nuevamente el ruido de los pasos la hizo frenar en seco. Una sensación de frío recorrió su nuca al ver que de la primera fila de sillas por debajo de un asiento descollaba una pequeña carita de... ¿Un niño? ¿Un gato enorme?... Lucía cerró los ojos; sabía que al abrirlos iba a descubrir que en realidad allí no estaba nadie aparte de ella. Y así sucedió. Más tranquila, reconfortándose a sí misma, decidió esperar sentada un poco más; un retraso técnico de la proyección, después de todo, no iba a echar a perder su noche de cine y lo que acababa de ver no era más que una sombra. Sí, estaba segura. Volvió a cerrar los ojos y al momento experimentó el mayor terror de su vida: una a una, todas las sillas empezaron a retorcerse y a crujir como si estuviesen siendo sacudidas por poderosos brazos. Lucía no pudo ver a nadie haciéndolo, sólo le llegaban en la distancia unas agudísimas y penetrantes carcajadas, parecidas a los ladridos de un cachorro. Sacando valor de donde no tenía, corrió y logró alcanzar la puerta de entrada a la sala. Para su sorpresa, todas las luces en el lobby habían sido apagadas. Lucía sacó su teléfono celular y comprobó con gran horror que eran las 2:00 am y que, en ese caso, su película había sido rodada hacía más de tres horas. Ningún ser humano deambulaba por allí. El centro comercial ya había sido cerrado y al sentir que un hombrecillo se acercaba por detrás dando saltitos como de satisfacción, Lucía continuó con su carrera, tropezó brutalmente unos muebles del pasillo y al fin pudo tomar algo de aliento para pedir auxilio. Cada segundo sobrecogedor se le antojaba como una hora entera y la figura cada vez más se aproximaba. Al instante, una puerta se abrió y la voz del guardia de seguridad hizo eco en el oscuro lobby.

- ¿Quién está ahí? ¡Las manos arriba o disparo!





Lucía recobró el sentido entre paredes blancas, con enfermeras pulcramente vestidas que la asistían y un diagnóstico de Trastorno de estrés postraumático aún no totalmente confirmado por un equipo médico. Y, por supuesto, nunca nadie creyó su narración de los sucesos de aquella noche y la tomaron como una chica desequilibrada que se había escondido después de la última función de la sala número 3. Por otro lado, ella aún no ha podido explicarse a sí misma el vacío espacio-temporal de 4 horas en las que estuvo dentro de la sala de cine con una indeseable compañía.


A pocos dio a conocer su experiencia, pero por otros avistamientos  de menor o mayor intensidad vividos por personas cercanas a quien escribe estas líneas, han crecido los rumores de lo que puede ocurrir si estás solo o con pocos acompañantes en la sala 3 de ese mismo centro comercial; no necesariamente en la última función pues ya hay comentarios de frecuentes visitantes de esta sala, incluidos algunos escépticos, que han salido de allí con la ropa manchada de tinta o pedazos de ella arrancados y en ocasiones bastante peculiares se han sentido en medio de las filas de asientos, pasos rápidos como de niño, que circulan cerca de las desprevenidas piernas de aquellos que sólo fueron a disfrutar de una película.


*Nota: Los nombres en este relato fueron cambiados para proteger la privacidad de los involucrados.


jueves, 31 de octubre de 2013

!Feliz Halloween!

Hola a todos mis queridos lectores.

Hace mucho tiempo que no posteo en el blog pero pido excusas por ello: he tenido que sortear algunas dificultades personales pero todo va bien. No podía dejar pasar esta fecha del 31 de octubre, especial para tratar temas terroríficos.

En esta ocasión quiero que vean un documental de History Channel acerca del Halloween. En el transcurso de esta misma semana estaré subiendo algunos temas de interés al respecto de esta misma fecha. Espero lo disfruten y sin más preámbulos aquí va.


Ojalá que haya sido de su agrado. Nos volveremos a leer pronto. ;)

martes, 20 de agosto de 2013

Edimburgo sombrío


Pocas ciudades son capaces de transmitir la intriga como Edimburgo, capital de Escocia, lo hace. Bulliciosa de día, enigmática y fría de noche, la capital escocesa se ha forjado al abrigo de un sinfín de leyendas, historias y conjuros que laten en las sombras, aguardando a ser contados una y otra vez. Relatos de brujería, de canibalismo, de atroces asesinatos y de apariciones espectrales; verdades, mentiras y creencias que confluyen en una de las ciudades más hechizadas del mundo.

Hoy emprendemos nuestro propio tour del miedo para conocer el papel que la muerte ha jugado en la historia de Edimburgo, y algunas de las leyendas más oscuras de la ciudad. ¿Te atreves?



El gaitero solitario del Castillo de Edimburgo

Si visitas el Castillo de Edimburgo, aguza el oído: ¿oyes el fantasmagórico sonido de unas gaitas resonando desde las profundidades? El gaitero solitario, o "The lone piper", es el único habitante que no abandona nunca la fortaleza.



Cuenta la leyenda que, unos siglos atrás, se descubrió que los antiguos defensores del Castillo habían excavado túneles subterráneos para conectarlo secretamente con otras partes de Edimburgo. Para saber adónde conducían los pasajes, mandaron a un joven gaitero a explorarlos túneles mientras tocaba, para que desde la superficie pudieran conocer su localización.


Así fue, hasta que la música cesó abruptamente. La búsqueda del joven no dio ningún fruto; jamás se le volvió a ver. Desde entonces, sin embargo, hay quien asegura oír el sonido de las gaitas, como un lamento, aflorando desde lo más profundo de la fortaleza, de los túneles donde el gaitero solitario quedó atrapado para siempre…


Los 17 ataúdes de Arthur’s Seat

En junio de 1836, unos chicos habían salido a cazar conejos en las laderas de Arthur’s Seat cuando descubrieron, enterrados en una cueva oculta, 17 ataúdes en miniatura tallados en madera. Cada ataúd contenía una figura humana ataviada con un par de botas y ropa confeccionada a medida, como una especie de diminutas momias.





Qué representaba aquel intrigante hallazgo? El misterio de quién construyó los ataúdes y por qué los enterró en la cueva ha alcanzado nuestros días. Quizás fueran parte de un ritual o encanterio; tal vez sirvieran como amuleto. La hipótesis que se baraja con más frecuencia es que tal vez representen a las 17 víctimas de los asesinos Burke y Hare, que mataban para vender los cadáveres a la escuela de anatomía de Edimburgo.

Si te apetece ver de cerca estos misteriosos objetos, los encontrarás en el National Museum of Scotland.



James Douglas, el caníbal de Edimburgo

En Escocia, cualquier mención al canibalismo queda eclipsada por Sawney Bean, quien, según la leyenda, ejecutó y devoró, junto a su clan, a un millar de personas en el siglo XVII. A pesar de que los historiadores no lo consideran un episodio real, ha inspirado numerosos libros y películas, como Las colinas tienen ojos (Wes Craven, 1977).

No obstante, Edimburgo sí albergó su propia dosis de esta macabra práctica. Cuentan que el hijo mayor del marqués de Queensberry, el duque James, había nacido con algún tipo de demencia. Su familia lo mantenía encerrado en una de las habitaciones de la residencia de Queensberry, un edificio histórico de la Royal Mile que hoy en día forma parte del Parlamento, para que nadie conociera la existencia de la desdichada criatura, de fuerza descomunal y maneras salvajes.



En 1707, el marqués de Queensberry fue una de las personalidades en firmar el Tratado de Unión. Sus actuaciones en contra del interés de Escocia lo habían convertido en una figura despreciada por el pueblo, y aquel agitado día se llevó con él a toda su comitiva para que lo protegieran de las multitudes.

 Solo dos personas permanecieron en Queensberry: el duque James y un joven sirviente de diez años, que debía guardar la casa. Cuando el marqués y su comitiva regresaron, los recibió una siniestra imagen. James había escapado y, en un arranque de locura, había descuartizado y asado al pequeño en la hoguera y había comenzado a devorarlo, porque, según él, tenía hambre y nadie le había preparado la cena. El crimen sacudió Escocia, y el duque permaneció encerrado en su habitación hasta su muerte.



Annie, la pequeña habitante de Mary King’s Close

Por debajo de los adoquines de la Royal Mile se extiende una pequeña ciudad subterránea, formada por una red de callejones que se tapió en el siglo XVII. El más importante es Mary King’s Close; lo que antaño fue una animada calle comercial, con tiendas de artesanos y viviendas, es hoy en día un callejón envuelto en sombra, silencio y leyendas, que se ha reconvertido en una atracción turística. Camina por los restos de la centenaria calle, anclada en el tiempo, y comprenderás cómo vivieron, trabajaron y murieron, debido a una devastadora plaga de peste, los vecinos de Edimburgo.

Aunque se dice que algunos de ellos todavía pueblan este espeluznante lugar, el habitante más conocido es la pequeña Annie. Según cuentan, la pequeña murió tras contraer la peste, y, siglos después, sigue lamentándose, en un rincón de su vieja habitación, por no tener a su muñeca consigo. Para consolarla, los visitantes la obsequian con todo tipo juguetes.


La inauguración de las criptas de South Bridge

En el Edimburgo del siglo XVIII, tras la construcción de South Bridge, en los diecinueve arcos del puente se construyó un conjunto de 120 criptas y pasillos subterráneos, conocidos como Edinburgh Vaults.

Durante décadas, estas oscuras y húmedas habitaciones de piedra, repartidas en distintos pisos, alojaron tabernas, almacenes y comercios de artesanos, e incluso se dice que aquí, entre las sombras, los asesinos Burke y Hare fueron a la caza de los cuerpos de sus víctimas.



Con el paso del tiempo, las criptas fueron abandonándose, y, como se descubrió más tarde, algunos de los habitantes más pobres de la ciudad se instalaron en ellas en condiciones precarias, sin luz, agua ni ventilación. Los arcos del puente se cubrieron de edificios; hoy en día, de los diecinueve solo es visible el de Cowgate. Las criptas fueron integrándose a distintos edificios de la ciudad, y no tardaron en surgir tours que visitan las frías y lúgubres cámaras vacías en busca de señales de algún habitante del pasado.




Aunque se han convertido en uno de los lugares con más actividad paranormal de Edimburgo, lo cierto es que la apertura de las criptas en 1788 ya llegó acompañada de un episodio siniestro. Para presentar South Bridge, se decidió que el habitante más viejo de la ciudad, una anciana, cruzara el puente ante la multitud. Por desgracia, la mujer falleció justo antes del esperado momento, pero las autoridades decidieron que lo cruzara de todas formas: ¡dentro del ataúd! Los edimburgueses lo interpretaron como un mal augurio, y muchos de ellos se negaban a cruzar el puente, que consideraban maldito, y preferían bajar hasta Cowgate y tomar un camino más largo.



Maggie Dickinson, la ‘medio ahorcada’

Después de que su marido la abandonara, en 1723 la joven Maggie Dickinson comenzó una nueva vida en el pueblecito de Kelso. Pronto, mientras trabajaba en una posada, se quedó embarazada, y, para evitar causar un escándalo y perder el trabajo (técnicamente seguía casada), decidió ocultar su estado. Tras dar a luz en clandestinidad, el bebé no sobrevivió, y la desdichada Maggie intentó deshacerse del cadáver del pequeño en el río.

Sin embargo, la descubrieron y la llevaron presa a Edimburgo. Su delito no había sido cometer adulterio, sino ocultar su embarazo, algo penado por la ley escocesa en aquel momento, y pronto recibió sentencia: Maggie Dickinson fue condenada a muerte.

Como la mayoría de ejecutados de la época, a la joven se la ahorcó públicamente en la horca, situada en Grassmarket. Tras certificar su muerte, se procedió a trasladar el cadáver al cementerio. De repente, durante el trayecto, del ataúd comenzaron a escapar gritos y lamentos. ¡Cuál fue la incredulidad al destaparlo y comprobar que Maggie Dickinson seguía viva!


Pero todavía fue mayor el desconcierto cuando las autoridades comprobaron que, según la ley escocesa, a la joven ya se le había aplicado su pena y, por lo tanto, no podían volver a ahorcarla. Así fue como Maggie pasó a la historia, viviendo una larga vida tras haber sido ejecutada, y conocida por todos con el apodo de Half Hangit Maggie (‘Maggie la medio colgada’). Hoy en día, en Grassmarket puedes tomar algo en el mítico pub que lleva su nombre.



Mackenzie, el poltergeist del cementerio de Greyfriars

Además de ser un lugar de reposo, el cementerio de Greyfriars ha protagonizado, a lo largo de los siglos, parte de la historia de Edimburgo. El cálido recuerdo del perrito Bobby, que tras la muerte de su amo veló su tumba durante 14 años, convive con el crudo legado de los bodysnatchers, los ladrones de cadáveres, mientras que en un rincón, la Covenanters Prison recuerda que allí se encerró, en 1679, a casi un millar de covenanters. Muchos murieron en cautividad; otros fueron ejecutados; unos pocos obtuvieron la libertad.

Siglos más tarde, en 1999, la Covenanters Prison había de convertirse en uno de los lugares más hechizados de Edimburgo. Todo comenzó cuando alguien forzó la puerta del mausoleo de William Mackenzie, un abogado responsable de muchas de las sentencias de muerte de los covenanters, y desencadenó una serie de eventos paranormales entre los visitantes de Greyfriars. Cortes, heridas inexplicables, mordeduras, desmayos, quemaduras, figuras fantasmagóricas, ruidos espeluznantes…


El Ayuntamiento de Edimburgo decidió cerrar esa parte del cementerio al público, pero dio permiso al historiador Jon Andrew Henderson para que condujera pequeñas visitas guiadas para documentar los sucesos. Así es como algunos tours nocturnos comenzaron a visitar el Mausoleo Negro, forjando la leyenda del sanguinario Mackenzie, el poltergeist del cementerio de Greyfriars, que a lo largo de los años ha atacado, según el historiador, a más de 450 personas, 170 de las cuales sufrieron desmayos.

Verdad o mera sugestión, lo cierto es que el de este poltergeist es uno de los sucesos paranormales mejor documentados de Edimburgo. Si te sientes intrépido, únete a un tour nocturno por el cementerio de Greyfriars; aunque, como advierten las empresas, ¡asumes el riesgo dedespertar la ira de Mackenzie…!




Jessie King y Thomas Pearson, los infanticidas de Stockbridge

Jessie King, la última mujer ahorcada en Edimburgo, fue la protagonista de uno de los episodios más siniestros de la era victoriana. En una época en la que los hijos ilegítimos de sirvientas y jóvenes muchachas llenaban la ciudad de habladurías y de escándalos, era habitual la práctica de ofrecer dinero a quien quisiera quedarse con los bebés. Así es como Jessie King y su pareja, Thomas Pearson, habitantes de Stockbridge, comenzaron a adoptar pequeños a cambio de recompensas.

Cuál fue el horror el día en el que unos niños, jugando, descubrieron los restos de un bebé junto a la casa, y al entrar en el domicilio la policía comprobó que las habitaciones escondían otros dos diminutos cadáveres.

A pesar de que se cree que fue Thomas quien cometió los atroces crímenes, la joven se declaró culpable en un intento de salvarlo y, en marzo de 1889, se convirtió en la última mujer ahorcada en Edimburgo.





Deacon Brodie, ¿el truco final?

Una de las intrigas más conocidas de Edimburgo es la de Deacon Brodie, un respetable hombre de negocios que vivió en la capital escocesa en el siglo XVIII. De día, trabajaba como ebanista y cerrajero para las familias más ricas; de noche, utilizaba las copias de las llaves para entrar en las viviendas a hurtadillas y robar a sus clientes.

Esta dualidad entre bien y mal inspiró a Robert Louis Stevenson, quien la convirtió en el tema central de su novela  El extraño caso del Doctor Jekyll y Mr Hyde. En cuanto a Brodie, no tardó en descubrirse su doble vida, y fue condenado a morir en la horca.


Hay quien dice que, en efecto, Brodie murió el 1 de octubre de 1788 en la horca que él mismo había diseñado el año anterior. Sin embargo, otra leyenda cuenta que se las ingenió para que el ahorcamiento no fuera mortal, sobornó al verdugo y consiguió burlar la muerte, dejándose ver, años más tarde, en París. Aunque se cree que su tumba se encuentra en Chapel Street, desde entonces la historia de Deacon Brodie ha permanecido envuelta en todo tipo de disparatados rumores


Entonces, ¿te atreves a visitar esta ciudad de ensueño?

Fuente: masedimburgo.com

martes, 13 de agosto de 2013

Abrahel (Reina de los súcubos)




En mi blog, he tenido ya la oportunidad de compartir con ustedes la interesante historia de los súcubos. Dejo los links, por si quieren refrescar la memoria:

http://elblogterrorifico.blogspot.com/2012/04/incubos-y-sucubos-demonios-del-sexo.html

http://elblogterrorifico.blogspot.com/2012/04/incubos-y-sucubos-los-demonios-del-sexo.html

Retomaremos el tema y nos concentraremos en un súcubo en especial: Abrahel.


Abrahel es un demonio femenino, cuyas características están asociadas con aquellos espíritus nocturnos denominados súcubos. Su nombre comenzó a adquirir cierta popularidad cuando el demonólogo Nicolás Remy la describió en su Demonolatria (1581). Abrahel siempre toma la forma de una mujer alta y de delicadas formas, pero no puede ocultar completamente su naturaleza demoníaca, ya que quien se le acerque lo suficiente, notará que un hedor fétido y nauseabundo brota de su piel.

Según algunos escritos, Abrahel conquistó a un pastor llamado Pierrot en 1581 en una aldea a orillas del Mosela. Abrahel se entregó al pastor a cambio de la vida del hijo de éste, al que mató con una manzana envenenada.

Al darse cuenta Pierrot de su complicidad en el tema se desesperó. Abrahel se le apareció de nuevo prometiendo la resurrección del muerto si era adorado como Dios. Así lo hizo Pierrot y adoró a Abrahel con lo que su hijo volvió pero con una semblanza lúgubre. Al año el demonio abandonó el cuerpo del niño que cayo fulminado despidiento un gran hedor. Fue enterrado de forma oculta.



También es considerada como:

Abrahel, Reina de los Súcubos, demonia que se dedica a seducir a los pobres de espíritu (principalmente a los campesinos y gente de poca instrucción), tomando siempre la forma de una mujer bellísima que los cautiva y dispone de ellos a su antojo, llevándolos a cometer verdaderas locuras.


Nicolás Rémy, que la describe en su Demonolatría con una mezcla de prudente respeto y de temor, aporta un dato que oscila entre la crítica y el elogio, según cómo se lo interprete; al momento de su aparición, y con sólo contemplarla, "todos los miembros del observador se vuelven rígidos".


A los lectores varones de este blog con problemas prostáticos, recomiendo no convocar a este súcubo para soslayar sus padecimientos, ya que Abrahel suele agotar rápido la vitalidad que su presencia otorga. Para aquellos que suelen despertarse con una erección, lamento anunciarles que ya son víctimas nocturnas de Abrahel, y nada puedo hacer para ayudarlos.

Fuente: mundossecretosymagicos.blogspot.com

martes, 25 de junio de 2013

El retrato oval (Edgar Allan Poe)


En esta nueva entrega , he querido resaltar la figura del escritor maestro del relato corto, creador del género policíaco, renovador de la novela gótica y la más grande figura del romanticismo negro: Edgar Allan Poe. A continuación, uno de sus cuentos cortos: "El retrato oval".

El castillo en el cual mi criado se le había ocurrido penetrar a la fuerza en vez de permitirme, malhadadamente herido como estaba, de pasar una noche al ras, era uno de esos edificios mezcla de grandeza y de melancolía que durante tanto tiempo levantaron sus altivas frentes en medio de los Apeninos, tanto en la realidad como en la imaginación de Mistress Radcliffe. Según toda apariencia, el castillo había sido recientemente abandonado, aunque temporariamente. Nos instalamos en una de las habitaciones más pequeñas y menos suntuosamente amuebladas. Estaba situada en una torre aislada del resto del edificio. Su decorado era rico, pero antiguo y sumamente deteriorado. Los muros estaban cubiertos de tapicerías y adornados con numerosos trofeos heráldicos de toda clase, y de ellos pendían un número verdaderamente prodigioso de pinturas modernas, ricas de estilo, encerradas en sendos marcos dorados, de gusto arabesco. Me produjeron profundo interés, y quizá mi incipiente delirio fue la causa, aquellos cuadros colgados no solamente en las paredes principales, sino también en una porción de rincones que la arquitectura caprichosa del castillo hacía inevitable; hice a Pedro cerrar los pesados postigos del salón, pues ya era hora avanzada, encender un gran candelabro de muchos brazos colocado al lado de mi cabecera, y abrir completamente las cortinas de negro terciopelo, guarnecidas de festones, que rodeaban el lecho. Quíselo así para poder, al menos, si no reconciliaba el sueño, distraerme alternativamente entre la contemplación de estas pinturas y la lectura de un pequeño volumen que había encontrado sobre la almohada, en que se criticaban y analizaban.
Leí largo tiempo; contemplé las pinturas religiosas devotamente; las horas huyeron, rápidas y silenciosas, y llegó la media noche. La posición del candelabro me molestaba, y extendiendo la mano con dificultad para no turbar el sueño de mi criado, lo coloqué de modo que arrojase la luz de lleno sobre el libro.


Pero este movimiento produjo un efecto completamente inesperado. La luz de sus numerosas bujías dio de pleno en un nicho del salón que una de las columnas del lecho había hasta entonces cubierto con una sombra profunda. Vi envuelto en viva luz un cuadro que hasta entonces no advirtiera. Era el retrato de una joven ya formada, casi mujer. Lo contemplé rápidamente y cerré los ojos. ¿Por qué? No me lo expliqué al principio; pero, en tanto que mis ojos permanecieron cerrados, analicé rápidamente el motivo que me los hacía cerrar. Era un movimiento involuntario para ganar tiempo y recapacitar, para asegurarme de que mi vista no me había engañado, para calmar y preparar mi espíritu a una contemplación más fría y más serena. Al cabo de algunos momentos, miré de nuevo el lienzo fijamente.

No era posible dudar, aun cuando lo hubiese querido; porque el primer rayo de luz al caer sobre el lienzo, había desvanecido el estupor delirante de que mis sentidos se hallaban poseídos, haciéndome volver repentinamente a la realidad de la vida.

El cuadro representaba, como ya he dicho, a una joven. se trataba sencillamente de un retrato de medio cuerpo, todo en este estilo que se llama, en lenguaje técnico, estilo de viñeta; había en él mucho de la manera de pintar de Sully en sus cabezas favoritas. Los brazos, el seno y las puntas de sus radiantes cabellos, pendíanse en la sombra vaga, pero profunda, que servía de fondo a la imagen. El marco era oval, magníficamente dorado, y de un bello estilo morisco. Tal vez no fuese ni la ejecución de la obra, ni la excepcional belleza de su fisonomía lo que me impresionó tan repentina y profundamente. No podía creer que mi imaginación, al salir de su delirio, hubiese tomado la cabeza por la de una persona viva. Empero, los detalles del dibujo, el estilo de viñeta y el aspecto del marco, no me permitieron dudar ni un solo instante. Abismado en estas reflexiones, permanecí una hora entera con los ojos fijos en el retrato. Aquella inexplicable expresión de realidad y vida que al principio me hiciera estremecer, acabó por subyugarme. Lleno de terror y respeto, volví el candelabro a su primera posición, y habiendo así apartado de mi vista la causa de mi profunda agitación, me apoderé ansiosamente del volumen que contenía la historia y descripción de los cuadros. Busqué inmediatamente el número correspondiente al que marcaba el retrato oval, y leí la extraña y singular historia siguiente:


"Era una joven de peregrina belleza, tan graciosa como amable, que en mal hora amó al pintor y se desposó con él. Él tenía un carácter apasionado, estudioso y austero, y había puesto en el arte sus amores; ella, joven, de rarísima belleza, toda luz y sonrisas, con la alegría de un cervatillo, amándolo todo, no odiando más que el arte, que era su rival, no temiendo más que la paleta, los pinceles y demás instrumentos importunos que le arrebataban el amor de su adorado. Terrible impresión causó a la dama oír al pintor hablar del deseo de retratarla. Mas era humilde y sumisa, y sentóse pacientemente, durante largas semanas, en la sombría y alta habitación de la torre, donde la luz se filtraba sobre el pálido lienzo solamente por el cielo raso. El artista cifraba su gloria en su obra, que avanzaba de hora en hora, de día en día. Y era un hombre vehemente, extraño, pensativo y que se perdía en mil ensueños; tanto que no veía que la luz que penetraba tan lúgubremente en esta torre aislada secaba la salud y los encantos de su mujer, que se consumía para todos excepto para él. Ella, no obstante, sonreía más y más, porque veía que el pintor, que disfrutaba de gran fama, experimentaba un vivo y ardiente placer en su tarea, y trabajaba noche y día para trasladar al lienzo la imagen de la que tanto amaba, la cual de día en día tornábase más débil y desanimada. Y, en verdad, los que contemplaban el retrato, comentaban en voz baja su semejanza maravillosa, prueba palpable del genio del pintor, y del profundo amor que su modelo le inspiraba. Pero, al fin, cuando el trabajo tocaba a su término, no se permitió a nadie entrar en la torre; porque el pintor había llegado a enloquecer por el ardor con que tomaba su trabajo, y levantaba los ojos rara vez del lienzo, ni aun para mirar el rostro de su esposa. Y no podía ver que los colores que extendía sobre el lienzo borrábanse de las mejillas de la que tenía sentada a su lado. Y cuando muchas semanas hubieron transcurrido, y no restaba por hacer más que una cosa muy pequeña, sólo dar un toque sobre la boca y otro sobre los ojos, el alma de la dama palpitó aún, como la llama de una lámpara que está próxima a extinguirse. Y entonces el pintor dio los toques, y durante un instante quedó en éxtasis ante el trabajo que había ejecutado. Pero un minuto después, estremeciéndose, palideció intensamente herido por el terror, y gritó con voz terrible: "¡En verdad, esta es la vida misma!" Se volvió bruscamente para mirar a su bien amada: ¡Estaba muerta!"


Espero que haya sido para tu satisfacción este nuevo post...

jueves, 13 de junio de 2013

¿Le temes a la oscuridad?


Hoy los invito a que disfruten un documental de History Channel que nos llevará a conocer el origen de nuestros más sobrecogedor miedo: el miedo a la oscuridad.

La verdadera oscuridad de la noche ya no existe en la mayoría del mundo, pero antes de la invención de la luz artificial, la noche no era un tiempo para leer y relajarse, era un tiempo para estar asustado. Este especial redescubre el perdido y espeluznante mundo de la noche como lo vivieron nuestros ancestros, desenterrando todas las cosas, reales o imaginarias, que causaron nuestro temor a la oscuridad. Exploren todas las razones por las cuales la gente le temía a la oscuridad en diferentes eras yendo a lugares alrededor del mundo donde la verdadera noche aún existe e investiguen qué sucede cuando las luces se apagan en el mundo moderno gracias a los apagones.

Sigan el enlace y disfruten...

http://www.teledocumentales.com/miedo-a-la-oscuridad/


jueves, 30 de mayo de 2013

Las Grayas (Mitología griega)



Las Grayas o Greas (en griego antiguo Γραῖαι Graĩai, ‘viejas’) eran deidades preolímpicas, tres hermanas hijas de Forcis, uno de los aspectos del ‘anciano hombre del mar’ (halios geron), y Ceto, por lo que se cuentan entre los Fórcides (siendo a veces consideradas deidades marinas, personificaciones de la espuma del mar). Las Grayas nacieron ya ancianas y con cabellos grises, aunque los poetas las designaban a veces eufemísticamente como «hermosas», y fueron haciéndose más y más viejas.



Sus nombres eran Dino (‘temor’, la anticipación del horror), Enio (‘horror’, la «Destructora de Ciudades» que tenía una identidad separada de sus hermanas) y Pefredo o Penfredo (‘alarma’). Como otros conjuntos de viejas brujas de los niveles más antiguos de las mitologías germánicas y nórdicas, tenían un solo ojo y un único diente para todas, que compartían y usaban por turnos, durmiendo las dos a las que no les toca. Vivían en una cueva situada muy lejos hacia el ocaso, en un lugar donde siempre era de noche.


Las Grayas pueden ser comparadas con las tres hilanderas del destino (las Moiras), las Nornas noreuropeas, o con la diosa báltica Laima y sus dos hermanas.

Dentro de la mitología se habla de ellas cuando se relata el itinerario que el héroe Perseo realizó para matar a Medusa. Este sabía que las Grayas guardaban en secreto la única manera de matar a la Górgona y que consistía en conseguir unas sandalias aladas, el casco de invisibilidad de Hades y la kibisis (una especie de bolsa en donde guardar la cabeza de Medusa). Todos estos objetos los poseían las ninfas y precisamente las Grayas también conocían el lugar en donde éstas se hallaban. Dado el carácter esquivo y poco amable de las tres hermanas para con los extraños Perseo era consciente que no le facilitarían sus conocimientos a no ser que las obligase. El héroe obtuvo la información gracias a la idea de tomar el ojo cuando una de las hermanas se lo pasaba a otra y así logró forzarlas a revelar los datos so pena de no devolverles el órgano de visión. Una vez que contaron a Perseo todo lo que sabían al respecto este les devolvió el ojo que aun comparten y guardan.


Y nos sigue sorprendiendo lo sublime de la mitología griega....

martes, 28 de mayo de 2013

Seguimos con Japón... Rokurokubi

Sintiéndome enormemente atraído por las leyendas japonesas, presento una vez más una de ellas. La intrigante y tenebrosa Rokurokubi.


El rokurokubi es un monstruo femenino muy fácil de reconocer, pues su principal característica es su cuello, extremadamente largo y flexible. Sin embargo, no siempre tiene este grotesco aspecto, pues durante el día es una mujer de una gran belleza sin rasgo alguno de monstruosidad. Pero cuando llega la noche su cuello se alarga como una manguera y se transforma en un yokai.

El origen de la leyenda parece ser una mujer que tenía la fea costumbre de espiar a las personas en sus hogares, por lo que tras su muerte fue condenada a ser un alma en pena.



Comon yōkai de la mitología japonesa parecen seres normales durante el día, pero de noche adquieren la habilidad de estirar el cuello en grandes longitudes. Así como también, tienen la habilidad de cambiar su rostro por el de los terribles Onis (ogros japoneses) para asustar a los mortales.

En su forma humana, suelen vivir vidas normales, pasan desapercibidos y algunos pueden llegar incluso a formar pareja con un humano. Muchos Rokurokubi están acostumbrados a esa forma de vida y realizan grandes esfuerzos para mantener su forma demoniaca en secreto. Sin embargo los Rokurokubi son traviesos por naturaleza y la necesidad de asustar y espiar a los humanos es difícil de resistir. Algunos solo se revelan ante borrachos, tontos, dormidos o ciegos, para satisfacer su necesitad. Otros no tienen esta compunción y se dedican a asustar libremente. Dicen que algunos pocos no son conscientes de su verdadera naturaleza y se consideran seres humanos normales. Estos últimos al dormir estiran su cuello de forma involuntaria y luego por la mañana, al levantarse, se encuentran con sueños extraños en los cuales ven el entorno desde ángulos antinaturales.

De acuerdo a algunas historias, los Rokurokubis eran seres humanos normales, pero fueron transformados por el karma al romper diversos preceptos del budismo. Estos Rokurokubi son siniestros en su naturaleza, algunos dicen que comen personas y se alimentan de su sangre en vez de simplemente aterrorizarlos. Su presa favorita son aquellas personas que han quebrado la doctrina del budismo.


Pero también varia la idea acerca de si tiene un carácter peligroso o inofensivo, las fuentes son contradictorias. En algunos relatos encontramos que es un ser muy peligroso que cada noche sala a la caza de hombres, de los que se alimenta robándoles la energía; o que mete su cuello en las casas (por lo visto después de muerta sigue con la misma costumbre) para tomar la energía de sus habitantes. Sin embargo, otros relatos la describen como un monstruo inocente que sale por las noches a beber el aceite de las lámparas de luz que se encuentran en lo alto de las casas (tarea facilitada por su largo cuello).





Y díganme ustedes si todavía están interesados en ir de paseo a Japón...

jueves, 23 de mayo de 2013

Hanako - San (Leyenda urbana japonesa)



Hanako-San es una niña fantasma (adolescente en algunas versiones) que acecha en los baños de las escuelas japonesas. Los japoneses la llaman “Toire no Hanako-San”, que literalmente significa “Hanako del baño”.

Ella tiene el pelo ligeramente corto, negro y lacio, usa una falda roja y su mirada, según cuentan, es capaz de helarle la sangre al más valiente.

Habita el tercer cubículo de los baños del tercer piso; en otras versiones de la leyenda, el cuarto cubículo; ya que, en Japón, el 4 es considerado un número maldito por su semejanza fonética con la palabra ‘shi’ (muerte). Su espíritu generalmente pena en los baños de mujeres, pero no son pocos los casos de chicos que han salido despavoridos por encontrársela en medio del mal olor, la humedad y la penumbra, ya que ella suele preferir los baños descuidados y poco iluminados, por lo cual los profesores, aprovechándose del miedo que inspira Hanako-San, recomiendan a sus alumnos mantener limpios los baño.

El riesgo de encontrarte con Hanako-San es mucho mayor si estás solo o sola: entonces, ni pienses en abrir la tercera o cuarta puerta, porque allí la vas a encontrar, y la mirada que te dedique rondará tus pesadillas por el resto de tu vida, puesto que la habrás hecho enfurecer al irrumpir su privacidad (eso si consigues sobrevivir)…
Por otra parte, cuentan que, si no abres la puerta tres o cuatro pero sientes una presencia en el baño, muy probablemente se trata de Hanako-San. ¿Existe forma de averiguarlo? Por supuesto, provocándola, incitándola a manifestarse, para lo cual puedes tocar la puerta tres veces, llamarla por su nombre, o hacer la pregunta clave: “¿Hanako, estás allí?”… No es seguro que te responda, aunque si lo hace, la mayoría de versiones cuentan que  dirá con voz baja y calmada: “Sí, estoy aquí”. Una vez que sepas que está allí, realmente tendrías que tener agallas para abrir la puerta, pues estará aún más enfadada que en los casos de quienes abren la puerta sin haber preguntado. No obstante, si tienes un examen en el que hayas obtenido la máxima nota, puedes estar tranquilo pues se dice que Hanako-San se calma y desaparece (desvaneciéndose) cuando ve que eres un gran estudiante… Sin embargo, una versión afirma que ella, tengas o no el examen, desaparecerá metiéndose en el inodoro y accionando la válvula…

Ahora bien, hasta ahora solo se ha presentado la visión más extendida de la leyenda, ya que existen conocidas variaciones en las que Hanako-San se manifiesta de formas sencillamente aterradoras:

• En la prefectura de Yamagata, cuentan que Hanako-San no siempre responde con voz calmada: puede responder con voz ronca, como de poseída por el Diablo, y entonces, aunque no mueras, podría atacarte o asumir un aspecto tan monstruoso que necesites varias visitas al psicólogo… O bien, según otra creencia de Yamagata, es mejor que jamás abras la puerta pues Hanako no es una niña sino un demonio que emplea voz de niña para que los curiosos caigan y se queden helados al ver que en realidad se trata de un engendro con tres metros de altura y tres asquerosas y viscosas cabezas de lagarto.

• En cierta escuela de la ciudad de Kurosawajiri, cuentan que, si te metes al cuarto cubículo y dices tres veces “ichibanme hanako-san, nibanme hanako-san, sanbanme Hanako-san” (primera Hanako, segunda Hanako, tercera Hanako), una mano blanquecina aparecerá por encima de la puerta del baño, resplandeciendo espectralmente con su luz de ultratumba…

• En una escuela de la ciudad de Yokohama, los alumnos creen que, si vas al cuarto cubículo del baño de los chicos y le das vueltas al inodoro unas tres veces o más mientras insultas a Hanako-San, una mano ensangrentada ascenderá desde el hueco del inodoro e intentará atraparte.

• Diferente a las anteriores, en muchas escuelas de Japón existe la superstición de que, si te raspas la rodilla en el patio de la escuela, te podría salir el temido “Hongo Hanako”, el cual es como una mancha blanquecina que, según cuentan, de alguna u otra forma te transmite Hanako-San desde su costra, puesto que ésta está llena de ese tipo de hongo.

Probablemente te preguntarás cuál es el origen de Hanako-San, y desde cuándo empezó a hablarse de ella. La verdad es que ésta chica fantasma ha estado en boca de los japoneses desde la década de los ochenta, ya que en ese entonces emergió como leyenda propia de la cultura popular urbana. No obstante hay quienes dicen que ya en los años cincuenta se hablaba de Hanako-San, aunque mucho menos. En cuanto a su origen, se han planteado las siguientes versiones:

• Durante la Segunda Guerra Mundial, Hanako-San estaba jugando a las escondidas cuando ella y los demás alumnos fueron sorprendidos por una alarma de bombardeo, y entonces ella se escondió en el baño y allí murió cuando las bombas enemigas la volaron en pedazos…

• El padre de Hanako-San era un sujeto abusivo, violento, pervertido y medio loco, que cierto día enfurecido la persiguió para matarla, dándole muerte en un baño después de que ésta se escondiera allí.

• Hanako-San murió en un accidente. Unas versiones (en Fukushima) dicen que se cayó por la ventana de la biblioteca de la escuela; otras, más coherentes, que se cayó por la ventana del baño.

• Parecida a la del padre, una versión cuenta que la madre de Hanako tenía problemas mentales y estaba perdiendo progresivamente la cordura, hasta que un día perdió la razón e intentó matar a su hija, dándole muerte en el baño, lugar en el que Hanako se había escondido.

• La más siniestra de las versiones, cuenta que la escuela (muy probablemente un internado) de Hanako estaba en un área boscosa, y Hanako había salido a dar un paseo entre los árboles, cuando de pronto se percata de que un hombre (con un hacha en la mano) la estaba mirando en forma perversa y malintencionada, ante lo cual ella se asustó y echo a correr rumbo a la escuela (que al parecer estaba casi vacía en esos momentos), ocultándose en un salón, donde estuvo agazapada hasta que, ante la proximidad de las amenazantes pisadas, corrió rápidamente al baño, donde se ocultó en el cuarto cubículo, cerrando la puerta con picaporte. Sin embargo el hombre escuchó el ruido de la puerta y sabiendo donde se escondía dijo en voz alta: “”hanako-san asobimashou” (¡Vamos a jugar, Hanako!)… Y entonces comenzó a fingir que la buscaba, hasta que llegó al baño y a hachazos, destrozó la puerta del baño y el despedazó a  Hanako…

• Por último, algunos creen que Hanako se suicidó en el baño, cosa que sí es creíble puesto que Japón tiene uno de los mayores índices de suicidios, incluyendo casos de adolescentes y niños, los cuales algunas veces se han matado por la presión social en torno a la obtención de buenas notas, tales como las que hacen que Hanako se desvanezca… ¿será por coincidencia?…


¿Te gustaría estudiar en Japón?... 

Fuente: http://www.leyendas-urbanas.com/

martes, 26 de marzo de 2013

La novia italiana



Casi en la entrada del Cementerio Mount Carmel (Chicago), sitio en Wolf and Roosevelt Roads, en Hillside, en los suburbios del sur de la ciudad, se halla una estatua impresionante, que representa a una mujer que sostiene un ramo de rosas en sus brazos. Este monumento marca la tumba de Julia Buccola Peta, conocida como "la Novia italiana" ("The Italian Bride").


Julia murió en 1921 en Schaumburg, de complicaciones evidentes del parto y fue enterrada aquí con su hijo, no nato. Un poco después de su entierro, su madre, Philomena Buccola, comenzó a tener una serie de sueños insólitos en los cuales, su hija difunta, Julia, le pedía, le suplicaba que se exhumara su tumba. Esto continuó por un tiempo, hasta que la pobre madre trató de hacer que el sacerdote local consiguiera un permiso. Finalmente después de seis años, se lo dieron.

En 1927, la tumba de Julia Buccola Peta fue abierta, la lápida fue abierta y levantada de la tierra. En ese momento los testigos pudieron ver que el cuerpo de Julia todavía se hallaba tan fresco y lozano como el día ella fue enterrada.

Los amigos y los parientes de Julia dijeron entonces que si el cuerpo estaba incorrupto, sólo podría significar que ella era una santa.

El cuerpo de Julia fue resellado en un ataúd y enterrado de nuevo. Un monumento imponente fue erigido mostrando a Julia en su traje de novia que sostiene un ramo de rosas. Sobre la base del monumento hay dos pequeñas fotografías de porcelana: la primera muestra en su traje de novia y es la fotografía de la cual el monumento fue copiado. La segunda imagen, es la prueba fotográfica de la historia: se muestra a Julia que pareciese estar durmiendo en su ataúd, y se observa la tierra removida, al lado de la tapa del ataúd abierto.


Pero la historia de Julia va mucho más lejos aún: los estudiantes de Proviso West High School –escuela cercana al cementerio-, han atestiguado haber visto una muchacha que anda por el cementerio antes del anochecer. De hecho, los rumores que Julia andaba por el cementerio comenzaron cuando se aseguró que fue vista en un baile de dicha escuela cerca, en la noche del Halloween de 1976.

Un grupo nutrido de gente que pasaba por Harrison Street pudo ver, muy asustados, cómo una muchacha andaba por en medio de las lápidas. Ellos vieron a esta muchacha y pararon el coche en el que se trasladaban para tener una mejor mirada. Ellos asumieron que era alguien jugando una travesura para el Halloween,… pero pronto vieron con pavor que, en medio de la lluvia torrencial de ese día, ¡la mujer esa paseó frente a ellos, unos 25 a 30 pies de distancia y estaban absolutamente secas sus ropas!!! Su pelo y vestido estaban intactos a pesar del aguacero. Al ver eso, los testigos abandonaron el lugar muy asustados.

Entrevistados por miembros del Departamento de Policía de Hillside, los testigos agregaron más datos a su extraña experiencia: también vieron formas luminosas blancas que flotaban alrededor de la aparición. Asimismo, se supo que la aparición también fue vista por un oficial del propio Departamento de Policía.

Aún se reportan las apariciones de Julia. La “novia italiana” es más a menudo vista alrededor de la pequeña oficina de administración que se ha construido dentro de la entrada del Cementerio, por Harrison Street. La presencia más frecuente de esta historia es la siguiente: la aparición de un “olor psíquico”; cientos de personas han reportado el haber percibido cerca de su tumba un olor venido de la nada, a “rosas”, y sobre todo en los meses más fríos, ¡cuándo todas las flores frescas están muertas!

“Los olores diferentes son bastante distintivos,…" -cuenta el diseñador floral Ruth Bukowski, residente de Chicago -, "…yo entré allí (al cementerio), en noviembre de 1982 y las flores que olí eran definitivamente “rosas de bebé”, mejor conocido como “rosas de té”.

Finalmente, en 1978 un testigo ocular relató haber visto aparecer luces brillando en la tumba de Julia al parecer brillando!. El Mount Carmelo contiene también muchas otras tumbas fascinantes, incluyendo las de Al Capone y Deanie O'Banion.



Espero que haya sido de tu agrado mi post... :) 

Fuente: cronicasmundosocultos.blogspot.com