jueves, 30 de mayo de 2013

Las Grayas (Mitología griega)



Las Grayas o Greas (en griego antiguo Γραῖαι Graĩai, ‘viejas’) eran deidades preolímpicas, tres hermanas hijas de Forcis, uno de los aspectos del ‘anciano hombre del mar’ (halios geron), y Ceto, por lo que se cuentan entre los Fórcides (siendo a veces consideradas deidades marinas, personificaciones de la espuma del mar). Las Grayas nacieron ya ancianas y con cabellos grises, aunque los poetas las designaban a veces eufemísticamente como «hermosas», y fueron haciéndose más y más viejas.



Sus nombres eran Dino (‘temor’, la anticipación del horror), Enio (‘horror’, la «Destructora de Ciudades» que tenía una identidad separada de sus hermanas) y Pefredo o Penfredo (‘alarma’). Como otros conjuntos de viejas brujas de los niveles más antiguos de las mitologías germánicas y nórdicas, tenían un solo ojo y un único diente para todas, que compartían y usaban por turnos, durmiendo las dos a las que no les toca. Vivían en una cueva situada muy lejos hacia el ocaso, en un lugar donde siempre era de noche.


Las Grayas pueden ser comparadas con las tres hilanderas del destino (las Moiras), las Nornas noreuropeas, o con la diosa báltica Laima y sus dos hermanas.

Dentro de la mitología se habla de ellas cuando se relata el itinerario que el héroe Perseo realizó para matar a Medusa. Este sabía que las Grayas guardaban en secreto la única manera de matar a la Górgona y que consistía en conseguir unas sandalias aladas, el casco de invisibilidad de Hades y la kibisis (una especie de bolsa en donde guardar la cabeza de Medusa). Todos estos objetos los poseían las ninfas y precisamente las Grayas también conocían el lugar en donde éstas se hallaban. Dado el carácter esquivo y poco amable de las tres hermanas para con los extraños Perseo era consciente que no le facilitarían sus conocimientos a no ser que las obligase. El héroe obtuvo la información gracias a la idea de tomar el ojo cuando una de las hermanas se lo pasaba a otra y así logró forzarlas a revelar los datos so pena de no devolverles el órgano de visión. Una vez que contaron a Perseo todo lo que sabían al respecto este les devolvió el ojo que aun comparten y guardan.


Y nos sigue sorprendiendo lo sublime de la mitología griega....

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