jueves, 22 de marzo de 2012

Historia de las brujas (Parte III)



En el antiguo Egipto se daba una gran importancia al poder mágico de las palabras o sonidos como los producidos por el sacerdote al pronunciar el nombre de algún dios. Los egipcios usaban talismanes y amuletos hechos de diversos materiales (madera, piedra, cerámica) y, el Faraón gozaba de un poder mágico ya que era el Hijo Divino de Ra, dios del Sol. Gracias a esto podía tener relaciones sexuales con la sacerdotisa, la cual representaba a Isis, espíritu de la tierra.

La brujería debió de ser muy practicada en Palestina pues existen frecuentes referencias hacia ella en la Biblia : "No dejarás con vida a la hechicera" (Éxodo 22, 17). En el libro de Samuel se cuenta que Saúl , que era un hombre profundamente religioso, había prohibido la magia bajo pena de muerte, y, sin embargo acudió a la Bruja de Endor, al verse acosado por las tropas filisteas. Disfrazado, acudió a esta mujer y, a través de ella habló con el fantasma de Samuel, el cual le predijo su derrota y muerte.

Entre el 1400 y el 1100 a. de C. las antiguas naciones se vieron enfrentadas con razas mas fuertes e inteligentes como la de los griegos, que trajeron sus propias creencias espirituales .

Las ceremonias mas famosas que había en Grecia eran los Misterios Eleusinos, un culto al que solo podían asistir los iniciados. Eran ritos a la diosa Deméter y su hija Persefone se celebraban en época de cosechas en la ciudad de Eleusis, cerca de Atenas. En estos misterios aparecía la idea de un mundo inferior y de la vida tras la muerte, ya que Persefone fue raptada por Plutón y llevada al Hades . Estos misterios estaban rodeados de un gran muro de silencio pues el que divulgara los secretos del culto era terriblemente maldecido y castigado incluso con la muerte .

Homero en el s. VIII a. C. nos habla en La Odisea de Circe, la encantadora. Princesa de la Cólquide e hija del Sol, era una maga cruel, hipócrita y celosa. Todas las mañanas iba a la montaña en busca de plantas venenosas y por la noche se ocupaba, en medio del mayor misterio, de destilar sus maléficos jugos. Vivía en un promontorio en el mar de Etruria y desde allí atraía a los marineros, cautivándolos con sus encantos para robarles luego su energía y transformarlos en viles bestias. Ulises tuvo la desdicha de pasar por allí y pudo ver a todos sus compañeros transformados en cerdos.

Aristófanes, tres siglos más tarde, nos habla sobre las hechiceras de Tesalia, expertas en magia erótica . Pero todas estas mujeres poderosas de la antigüedad son hechiceras, no brujas, puesto que no obtienen sus poderes por mediación del diablo.

Téocrito nos cuenta como Simetra realizaba ritos para conseguir el amor de su vida, algo muy usado a lo largo de todas las épocas.

Petronio habla de Enotea en su Satiricón, y cuenta como prepara un conjuro con carbones encendidos, pez, habas, hocico de cerdo, legumbres... (actualmente a esto le llamamos cocido) . Enotea vaticinaba según la forma de flotar las avellanas en un cuenco de vino, y podía leer el futuro en el hígado de un ganso.

Tenemos también en "El Asno de Oro" de Apuleyo, una bruja llamada Pánfila,con ella vemos por primera vez la relación creada entre brujas y lechuzas, ya que Pánfila se untaba todo el cuerpo con ungüentos y acababa transformándose en lechuza para, de esta guisa, realizar tranquilamente sus hechicerías.

Ovidio en "La Metamorfosis" nos cuenta los ritos de Medea, la cual era capaz de retrasar la vejez y conseguir la inmortalidad mediante ingredientes bien extraños como raíces, flores, rocío, entrañas de lobo, escamas de serpiente.... pero todo esto no impidió que Medea muriera y se llevara con ella las dosis y secretos de esta pócima milagrosa, aunque no me parece a mi que fuera muy eficaz.

Con todo esto podemos ver que en aquellas épocas la magia y hechicería era algo común y no estaba tan mal visto.

En la Roma de Julio Cesar las hechiceras hacían filtros amorosos y venenos, y los profetas y sacerdotes practicaban su propia magia en el interior de los templos, siendo reverenciados y protegidos por la religión de la época ya que eran capaces de hablar con los muertos o invocar la ira de Júpiter contra sus enemigos.

Pero con la llegada del cristianismo los brujos y magos vieron en él una amenaza. Simón el Mago, un brujo de Samaria, retó a los apóstoles San Pedro y San Pablo para probar sus poderes. Simón prometió volar hasta el cielo pero, aunque consiguió levitar, los apóstoles se pusieron a rezar y el brujo cayó al suelo. Entonces quiso comprar los poderes a los apóstoles. Los milagros de esta nueva religión atraían la atención de las masas, pero aún así costó mucho eliminar por completo las creencias paganas.




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