miércoles, 27 de junio de 2012

Atracción enfermiza y letal



El sargento Bertrand es un hombre de constitución delicada, carácter extraño, desde la niñez reservado y amante de la soledad. Los antecedentes sanitarios de la familia no se conocen suficientemente, aunque consta que ha habido casos de enfermedad mental entre sus ascendientes. Parece ser que ya desde niño estaba poseído por un inexplicable impulso destructivo. Rompía todo lo que se le ponía por delante. Ya en la infancia descubrió el onanismo sin necesidad de incitación alguna. Con 9 años empezó a sentir inclinación por personas del sexo opuesto. Con 13 años se despertó en él un poderoso deseo de obtener satisfacción sexual con mujeres; se masturbaba con frecuencia. Mientras lo hacía se representaba siempre en su fantasía una habitación llena de mujeres. Imaginaba que realizaba el acto sexual con ellas y que mancillaba sus cadáveres. Ocasionalmente surgía en tales situaciones también la idea de hacer algo con cadáveres masculinos, pero acompañada de una marcada repugnancia.

Con el tiempo sintió la necesidad de llevar a la práctica tales situaciones con cadáveres reales. A falta de cadáveres humanos, se hacía con cadáveres de animales, les abría el cuerpo, extraía las entrañas y se masturbaba al mismo tiempo. Afirma haber obtenido así un placer indescriptible. En 1846 ya no le bastaban los cadáveres. Empezó a matar perros y a proceder con ellos de la manera descrita. A finales de 1846 sintió por primera vez deseos de utilizar cadáveres humanos. Al principio no se atrevía. En 1847, al percatarse por casualidad de que había en el cementerio una tumba con un cadáver recién enterrado, sintió esta necesidad (acompañada de dolor de cabeza y palpitaciones) con tal fuerza que desenterró el cadáver aunque había gente en los alrededores y corría el peligro de ser descubierto. A falta de un instrumento adecuado para descuartizarlo, se conformó con golpearlo furiosamente con la pala del enterrador.

En 1847 y 1848 al parecer en intervalos de unos 14 días y acompañado de un violento dolor de cabeza, se vio empujado a cometer actos brutales con cadáveres. Corriendo un peligro extremo y con las mayores dificultades, satisfizo unas 15 veces este impulso. Desenterraba los cadáveres con las manos y de pura excitación ni siquiera sentía las heridas que se hacía. Una vez dueño del cadáver, lo abría con sable o navaja, le sacaba las entrañas y se masturbaba en esta situación. Al parecer, el sexo de los cadáveres le era totalmente indiferente, aunque se constató que este vampiro moderno desenterró más cadáveres femeninos que masculinos. En el transcurso de estos actos se hallaba en un estado de indescriptible excitación sexual. Tras despedazarlos, volvía a enterrar los cadáveres.


En julio de 1848 dio por casualidad con el cadáver de una joven de unos 16 años. Se despertó entonces en él por primera vez el deseo de realizar el coito con el cadáver.

“Lo cubrí de besos por todas partes, lo apreté como enloquecido contra mi corazón. Todo lo que pueda uno disfrutar con una mujer viva no era nada en comparación con el placer que sentí. Después de disfrutar del cadáver durante un cuarto de hora aproximadamente, lo despedacé como de costumbre y lo destripé. Luego lo enterré de nuevo”.

B. afirma que a partir de este atentado empezó a sentir por primera vez la necesidad de servirse sexualmente de los cadáveres antes de despedazarlos y que posteriormente lo llevó a la práctica con los cuerpos sin vida de unas tres mujeres. Pero el verdadero motivo de la exhumación seguía siendo el descuartizamiento, y el placer obtenido con esta práctica seguía siendo mayor que usando sexualmente los cadáveres. Esto último no representaba sino un simple episodio del acto principal y nunca llegó a calmar su apetito, por lo que siempre despedazaba a continuación ese mismo cadáver u otro. Los médicos forenses diagnosticaron “monomanía”. El Consejo de Guerra condenó a B. a 1 año de calabozo. (Michea, Union méd. 1849. – Lunier, Annal. méd. psychol. 1849, p. 153. – Tardieu, Attentats aux moeurs, 1878, p. 114. – Legrand, La folie devant les tribun. p. 524.).


Este es un tema tan espeluznante como real, y es precisamente el hecho de ser real y pensar que esto sucede con personas verdaderas lo que hace el asunto más sobrecogedor. Hoy hablaremos un poco sobre una parafilia caracterizada por la atracción sexual hacia los cadáveres: necrofilia.

Es un tipo de patología sexual que consiste en la excitación erótica causada por la contemplación, el contacto, la mutilación o la evocación mental de un cadáver. La necrofilia, término acuñado por el doctor Alexis Epaulard en 1901, es sádica cuando el afectado mata primero a la víctima para después violarla o sodomizarla. Algunos personajes históricos practicaron la necrofilia.

Por ejemplo, Periandro (627 a.C.), tirano de Corinto, vivió durante años con el cadáver de su esposa, Melissa; y Juana I la Loca conservó durante tres años el cuerpo sin vida de su amado Felipe I el Hermoso, tras su muerte en 1506.

El Código Penal de España establece en el artículo 526 que:

“El que, faltando al respeto debido a la memoria de los muertos, violare los sepulcros o sepulturas, profanare un cadáver o sus cenizas o, con ánimo de ultraje, destruyere, alterare o dañare las urnas funerarias, panteones, lápidas o nichos será castigado con la pena de prisión de tres a cinco meses o multa de seis a 10 meses. ”

En los Estados Unidos, la mayoría de los Estados proscriben esta práctica, aunque formulan la mayor parte del tiempo la prohibición con el término más borroso de "abuso sobre un cadáver". Hasta 2004, California poseía leyes contra la mutilación de cadáveres y la profanación de tumbas, pero nada específico acerca del acto sexual con un cadáver. El 10 de septiembre de 2004, el gobernador Arnold Schwarzenegger firmó un proyecto de ley que criminaliza tales actos, con una pena máxima de ocho años de prisión.


El acto sexual con cadáveres generalmente está considerado como algo socialmente inaceptable; se presume que la persona no habría consentido ese acto cuando estaba viva. Virtualmente todas las sociedades humanas consideran este acto como una falta de respeto simbólica. En algunos casos sin embargo, los actos de necrofilia pueden ser consensuales, Por ejemplo en el caso de Armin Meiwes en el que la víctima dio su consentimiento a la mutilación y muerte infligidas hacia él.

En la psicología social analítica de Erich Fromm, se explica el gusto por la violencia y la destrucción, el deseo de matar y la atracción por el suicidio y el sadismo. En un sentido no sexual, Fromm entendía la necrofilia no como la expresión de un instinto sexual derivado de la muerte, sino como la consecuencia de llevar una vida sin estar realmente vivo. Para Erich Fromm la necrofilia es lo opuesto a la biofilia, y es junto con la fijación simbiótica y el narcisismo, uno de los tres mayores males de la humanidad. Según Fromm, la carencia de amor en la sociedad occidental conduce a la necrofilia. El necrófilo vive mecánicamente, convierte los sentimientos, procesos y pensamientos en cosas. Tiende a querer controlar la vida, a hacerla de cierto modo predecible. Erich Fromm afirma que, puesto que la única seguridad de la vida es la muerte para el necrófilo, éste anhela la muerte, la adora. Para Fromm, la necrofilia se observa en el actual mundo occidental en las fachadas hechas de hormigón y acero, en el armamento moderno y la carrera nuclear, en la idolatría hacia la tecnología de las grandes máquinas (tecnofilia), la pérdida de recursos con elconsumismo y el trato hacia las personas como cosas (burocracia).
Ciertamente, el ser humano es capaz de llegar a extremos inimaginables. Todos somos igual de débiles y debemos tener cuidado. Espero que haya sido de tu agrado mi post...

Cuando vayas a Japón...



Kuchisake-onna (La mujer con la boca cortada) es una leyenda de la mitología japonesa. Trata sobre una mujer que fue asesinada y mutilada por su esposo y se convirtió en un yokai (espíritu demoníaco), regresando para vengarse preguntándole a sus víctimas si es hermosa, las cuales al responder son posteriormente asesinadas por ella. 

La leyenda dice que hace mucho tiempo hubo una bella pero vanidosa mujer que se casó con un samurái. La mujer, al ser vanidosa, engañaba a su esposo. El samurái sabía que estaba siendo engañado, así que, celoso y furioso, llegó al lugar donde estaba su esposa y le cortó la boca de un lado a otro mientras gritaba: "¡¿Piensas que eres hermosa?!". Cuando terminó, exclamó: "Pues, ¿quién va a pensar que eres hermosa ahora?" Haciendo que la mujer se transforme en un YOKAI espíritu vengativo y regrese asesinando para que sufra lo mismo que ella.



Aquí es cuando la leyenda toma su inicio. Se dice que hay una mujer con una mascarilla, -lo que no parecería extraño en Japón, ya que la mayoría de habitantes las usan para prevenir enfermedades- que camina por las noches, especialmente las noches oscuras y de neblina. Si se encuentra con algún joven, -normalmente estudiantes de secundaria o universitarios- le pregunta: "¿Soy hermosa?" ("¿Watashi kirei?"). Si el joven le responde que sí, ella se quitará la máscara y le preguntará: "¿Y ahora?" ("¿Kore demo?"). Lo más probable es que la víctima grite o diga que no. Entonces la mujer le cortará la boca de un lado a otro con unas tijeras. Sí la víctima responde de nuevo que sí, la mujer lo seguirá hasta la puerta de su casa y ahí mismo lo asesinará, ya que "kirei" en japonés (hermosa o linda) es muy parecido a decir "kire" (cortar).Hay otra versión en la que si dices que si a las dos preguntas te dará un valioso rubí con sangre y se marchará.


En otras versiones de la leyenda, los efectos de responder sí cambian, aunque la mayoría coincide en que es imposible escapar de ella tanto con esa respuesta como la anterior. La más común reza que si se le dice sí, la Kuchisake-onna se abalanzará sobre el aludido para cortarle la boca para que sienta lo mismo que ella. Sin embargo, hay métodos para evitar el fatal desenlace. Según las fuentes, llevar dulces y ofrecérselos puede apaciguarla; en otra versión se dice que si el aludido le contesta con la misma pregunta ("¿Soy hermos@?"), la Kuchisake-onna quedará confundida y ello le dará tiempo para escapar; y por último, si cuando ella pregunta se le dice que uno tiene prisa y debe atender un asunto muy importante, la mujer se disculpará y le dejará marchar debido a los modales japoneses, marchándose ella también.

A diferencia de la Llorona en México (que también está en Colombia) la Kuchisake-Onna ha permanecido en el folklore japonés ya que en el 2000 hubo quienes dijeron haber visto de nuevo a la Kuchisake-Onna caminando por las calles en noches de neblina, también en el 2004 una historia similar se obtuvo de Corea del Sur en donde había encontrado varias mujeres con la boca mutilada con unas tijeras igual que lo hace la Kuchisake-Onna. Al igual que se encontraron dos jóvenes universitarios asesinados en sus respectivas casas,degollados.



Pongamos hoy el asunto un poquito más escalofriante que de costumbre: les dejo un video tomado de la película basada en esta leyenda.


Ya lo sabes: no está de más llevar una bolsita de dulces contigo si vas algún día a Japón...

martes, 12 de junio de 2012

Lamias


Lamia (en griego, Λάμια) es un personaje femenino de la mitología y el folclore grecolatinos, caracterizado como asustaniños y seductora terrible. En este último aspecto, constituye un antecedente de la vampira moderna. Se la concibe como un personaje individual, pero también como el nombre genérico de un tipo de monstruos (las lamias). A menudo se la asocia con figuras similares de la cultura griega (Empusa) o hebrea (Lilith). En el folclore neohelénico, vasco y búlgaro encontramos tradiciones sobre lamias, herederas de la tradición clásica. 

MITOLOGÍA GRECORROMANA

Según el historiador griego Diodoro Sículo, Lamia era una reina de Libia a la que Zeus amó, hija de Poseidón o Belo y Libia (escolio a las Avispas de Aristófanes, verso 1035 y escolio a la Pazdel mismo autor, v. 758). Hera, celosa, la transformó en un monstruo y mató a sus hijos (o, en otras versiones, mató a sus hijos y fue la pena lo que la transformó en monstruo). Lamia fue condenada a no poder cerrar sus ojos, de modo que estuviera siempre obsesionada con la imagen de sus hijos muertos. Zeus le otorgó el don de poder extraerse los ojos para así descansar, y volver a ponérselos luego. Lamia sentía envidia de las otras madres y devoraba a sus hijos. Tenía el cuerpo de una serpiente y los pechos y la cabeza de una mujer. Aunque era femenina, el comediógrafo Aristófanes asegura que el demagogo Cleón tenía "los testículos de una lamia" (Avispas v. 1035, Paz v. 758), queriendo decir, probablemente, que no los tenía en absoluto (y que, en caso de tenerlos, estarían tan sucios como los de una lamia, siendo el monstruo famoso por el hedor que desprendía).

A pesar de la venganza de Hera, hay algunas tradiciones que sostienen que la primera sibila era hija de Zeus y Lamia.

La etimología del nombre no se ha establecido con certeza. Probablemente se relaciona con el adjetivo lamyrós, "glotón", y el sustantivo laimós, "gaznate, gañote". Algunos creen que pertenece a la misma familia el latín lemur, que designa a unos espectros (los lémures) tipológicamente similares a las lamias.

En la Antigüedad, las madres griegas y romanas solían amenazar a sus hijos traviesos con este personaje. El poeta romántico inglés John Keats dedicó al personaje un poema narrativo largo, que da nombre al libro Lamia y otros poemas. Se inspiró en La novia de Corinto, una historia que aparece en la Anatomía de la melancolía de Robert Burton, quien a su vez la tomó de la Vida de Apolonio de Tiana de Filóstrato (4. 25). Según cuenta Filóstrato, Menipo, un joven aprendiz de filósofo, se dejó seducir por una misteriosa mujer extranjera que lo abordó cuando caminaba por las afueras de Corinto. La mujer insistió en que se casaran, y a la boda acudió el sabio Apolonio, quien tras observar detenidamente a Menipo declaró "tú, al que las mujeres persiguen, abrazas a una serpiente, y ella a ti". La novia, en efecto, era una lamia o Empusa, y aunque al principio negaba su condición, acabó confesando que había seducido a Menipo para devorarle y beber su sangre, pues la de los mozos como él es pura y rebosa vigor.

Según opinión bastante extendida, la Lamia mitológica sirvió de modelo para las lamias (lamiae en latín), pequeños monstruos africanos, humanos de la cintura para arriba, que atraían a los viajeros con su agradable siseo y enseñando sus senos, para después matarlos y devorar sus cuerpos. La noticia más antigua de estos seres se encuentra en el discurso quinto del orador Dión Crisóstomo, quien se refiere a ellos como "fieras líbicas", no lamias. Posteriormente, las lamias aparecen a menudo en los bestiarios como ejemplo de monstruo despiadado y salvaje. En la catedral de Pésaro (Italia) se conserva un mosaico del siglo VI en el que dos lamias aparecen representadas como pájaros con cabeza humana.


MITOLOGÍA VASCA E ÍBERA


En la mitología vasca, las lamias o laminak son genios mitológicos a menudo descritos con pies de pato, cola de pescado o garras de algún tipo de ave. Casi siempre femeninos, de una extraordinaria belleza, moran en los ríos y las fuentes, donde acostumbran a peinar sus largas cabelleras con codiciados peines de oro. Suelen ser amables y la única forma de enfurecerlas es robarles sus peines. Se cuenta también que han ayudado a los hombres en la construcción de dólmenes, cromlech y puentes.

A veces se enamoran de los mortales, pero no pueden casarse con ellos, pues no pueden pisar tierra consagrada. En ocasiones tienen hijos con ellos. En otras leyendas son mitad humanos y mitad peces. Otras dicen que no son más que la diosa Mari.

Cuenta una leyenda que una vez una mujer le robó el peine de oro a una lamia y ésta, enfurecida, trató de maldecirla, pero no lo logró, puesto que sonó la campana de la iglesia y eso la salvó.

En numerosas localidades españolas (especialmente del sureste de la Península) el mito de las lamias se adapta en la Leyenda de la Encantada.


FOLCLORE BÚLGARO

En los cuentos e historias populares búlgaras, la lamia es una misteriosa criatura con varias cabezas, que puede hacer crecer una y otra vez si se le cortan (como la Hidra de Lerna). Se alimenta de la sangre de la gente o, más frecuentemente, matando mujeres jóvenes. Este monstruo atormenta a menudo los pueblos y puede ser encontrado en cuevas o en el subsuelo. En algunas historias tiene alas, en otras su respiración es de fuego. La lamia no tiene género, pero suele ser considerada femenina.


Espero que te haya gustado mi post... 

lunes, 4 de junio de 2012

El abrazo mortal de la Rusalka

Dentro de la mitología eslava, una rusalka (plural: rusalki) era un fantasma, ninfa del agua, súcubo o demonio que vivía en un canal.

De acuerdo con muchas tradiciones, una rusalka era una sirena, quien vivía en el fondo de los ríos. A medianoche, acostumbraban salir y bailar en los prados. Si veían a un hombre hermoso, lo hechizaban con canciones y bailes, y entonces lo conducían al fondo del río a vivir con ellas. Las historias acerca de las rusalki tienen paralelismos con la Nix griega y la banshee irlandesa. 

En algunas ocasiones se dice que la rusalka es un ser muerto, asociado con la "fuerza oscura". De acuerdo con Zelenin, las personas que han muerto violentamente y antes de tiempo, así como aquellas mujeres que se han suicidado porque su novio rompió con ellas, o aquellas que se quedaron embarazadas fuera del matrimonio, deben pasar el tiempo asignado de vida como espíritus en la tierra.

Existe otra versión que sostiene que una rusalka es el alma de una mujer joven que ha muerto cerca de un río o un lago, y embruja dicho lugar. No es necesariamente mala, y le será permitido morir en paz si su muerte es vengada.

También se dice que son niños que no han sido bautizados, por lo general aquellos que nacieron fuera del matrimonio y que son abandonados por sus madres. Estos seres vagan por el bosque y piden ser bautizados para poder tener paz. No son necesariamente seres inocentes, e incluso podrían atacar a un ser humano.

Debido a que el lugar al que pertenece es el río en que murió, la rusalka puede salir de él y trepar a un árbol, donde se sienta y canta, puede ir a un muelle y cepillar su cabello, o unirse a otras y bailar en el campo.

En algunas ocasiones se dice que los ojos de una rusalka brillan como fuego verde, en otras se dice que ellas son extremadamente pálidas, sin pupilas visibles, como en el famoso dibujo de Iván Bilibin. Su cabello es descrito como de color verde, y siempre húmedo. Según algunas leyendas, si se secase su cabello, la rusalka moriría.

A las rusalki les gusta seducir a los hombres. Los seducen con su canto y después los ahogan. Los hombres que son seducidos pueden morir en sus brazos, y se dice que oír su risa, también puede provocar su muerte.

Gráciles hechiceras de ríos, arroyos y estanques, las rusalky rusas tenían fama de asesinas de hombres, atrayendo a sus víctimas hacia una muerte líquida. No obstante, algunas rusalky amaban a los mortales y una incluso abandonó su lago para casarse con un príncipe. La única condición para la unión era que la rusalky permanecería entre los humanos mientras él le fuera fiel. Ante una infidelidad, la rusalka volvía a su hogar y un simple abrazo significaría la muerte.

Se creía que las "rusalki" eran más peligrosas durante la Semana de las Rusalka a principios de junio. Durante esta época abandonaban la profundidad de las aguas para columpiarse en las ramas de los abedules y de los sauces por las noches. Nadar en esta semana estaba estrictamente prohibido por temor a que las sirenas arrastrasen al nadador hasta el fondo del río.

Max Vasmer subraya que la misma palabra rusalka hacía referencia a los bailes de las jóvenes durante Pentecostés. La palabra proviene del griego ῥουσάλια, o sea, "rosalia", que es el término en latín para denominar la semana de Pentecostés (que significaba en sus orígenes "el festival de las rosas").


Así que fíjate bien de quién te dejas abrazar, tal vez sea el último abrazo que recibas... ;) 

viernes, 1 de junio de 2012

Terror escandinavo: troles


Un trol (del nórdico troll) es un temible miembro de una mítica raza antropomorfa del folclore escandinavo. Su papel en los mitos cambia desde gigantes diabólicos —similares a los ogros de los cuentos de hadas ingleses— hasta taimados salvajes más parecidos a hombres que viven bajo tierra en colinas o montículos, inclinados al robo y el rapto de humanos que, en el caso de los infantes, eran sustituidos por niños cambiados. También se les puede llamar ‘gente de la colina’ o ‘del montículo’. 

El significado de la palabra troll es incierto. Originalmente podría haber tenido el significado de ‘sobrenatural’ o ‘mágico’ con un revestimiento de ‘maligno’ y ‘peligroso’. Otra probable sugerencia es que significa ‘alguien que se comporta violentamente’. En la antigua ley sueca, trolleri era un tipo particular de magia usada para provocar daño. Debería advertirse que términos escandinavos como trolldom (brujería) y trolla/trylle (‘realizar trucos de magia’) no implican relación alguna con los seres mitológicos. Más aún, en las fuentes de la mitología escandinava, troll puede significar cualquier ser extraño, incluyendo pero no limitado a los gigantes nórdicos (jötnar).

En Skáldskaparmál, el poeta Bragi Boddason encuentra una trol femenina que le saluda con estos versos:

Troll kalla mik
tungl sjötrungnis,
auðsug jötuns,
élsólar böl,
vilsinn völu,
vörð náfjarðar,
hvélsvelg himins –
hvat's troll nema þat?
‘Me llaman trol,
roedora de la Luna,
gigante de los vendavales,
maldición de las lluvias,
compañera de la Sibila,
arpía nocturna errante,
tragona del pan celestial.
¿Qué es si no un trol?


Estos troles son muy parecidos a los humanos en apariencia. A veces tenían una cola escondida en sus ropas, pero ni siquiera eso era definitivo. Un forma frecuente de reconocer a un trol con aspecto humano en el folclore es fijarse mejor en lo que visten: en particular, las mujeres trol iban a menudo vestidas demasiado elegantemente para ser mujeres humanas que se mueven con frecuencia por el bosque.

Sin embargo, la mayoría de las veces los troles se mantenían invisibles y así podían viajar sobre los vientos, como en el caso del trol de viento Ysätters-Kajsa, o colarse en los hogares humanos. A veces sólo podía oírseles hablar, gritar y hacer ruido, o el sonido de su ganado. Similarmente, si se estaba en el bosque y se olía comida guisándose, se sabía que había un trol viviendo cerca. Los troles también eran famosos por su habilidad para cambiar de forma, adoptando el aspecto de troncos caídos o animales como gatos y perros. Una noción bastante frecuente es que a los troles les gustaba aparecer como bolas de hilo rodantes.

Mientras los grandes troles ogrunos aparecen a menudo como seres solitarios, se creía que los troles «pequeños» era seres sociales que vivían juntos, como los humanos pero en el bosque. Criaban animales, cocinaban y horneaban pan, eran excelentes en la artesanía y celebraban grandes banquetes. Como muchas otras especies del folclore escandinavo, se decía que vivían en complejos subterráneos, accesibles desde entradas bajo grandes cantos rodados del bosque o las montañas. Estos cantos podían estar erigidos sobre pilares de oro. En sus moradas, los troles acumulaban oro y tesoros. Había discrepancias sobre si los troles eran básicamente malvados o no, pero a menudo trataban a la gente como ellos eran tratados. Sin embargo, los troles podían provocar mucho daño cuando eran vengativos o juguetones, y a pesar de otras cosas siempre eran paganos. Los troles también eran grandes ladrones, y les gustaba robar la comida que los granjeros almacenaban. Podían entrar invisibles en los hogares durante los banquetes y comer de los platos de forma que no hubiese bastante comida, o echar a perder la cerveza y el pan de forma que faltase o no fuese suficiente.



A veces los troles raptaban a gente para hacerlos sus esclavos o al menos sus prisioneros. Estas pobres almas eran conocidas como bergtagna (‘llevados a la montaña’ o ‘tomados por la montaña’), que también es la palabra escandinava para ‘llevarse por arte de magia’. Estar bergtagen no sólo se refería a la desaparición de la persona, sino también a que tras su retorno, quedaban afectados por la locura o apatía provocada por los troles. Cualquiera podía ser raptado por los troles, incluso el ganado, pero el mayor riesgo lo corrían las mujeres que habían dado a luz pero no habían sido llevadas aún de vuelta a la iglesia.

Ocasionalmente, los troles robaban incluso un bebé recién nacido, dejando a su propio vástago, un (bort)byting (‘niño cambiado’), en su lugar.



Para guardarse de los troles siempre podía confiarse en el Cristianismo: las campanas de iglesia, un crucifijo o incluso palabras como «Jesús» o «Cristo» servían contras ellos. Como otras criaturas del folclore escandinavo, también temían al hierro. Además de eso, fueron perseguidos por Thor, uno de los últimos vestigios de la antigua mitología escandinava, quien arrojaba sus martillos como rayos para matarlos. Estos martillos podía luego encontrarse en la tierra (en realidad hachas de la Edad de Piedra) y usadas como talismanes protectores.

En los cuentos de hadas y leyendas los troles son menos la gente que vive junto a los humanos y más criaturas aterradoras. Particularmente en estos relatos aparecen con cualquier tamaño, variando éste desde el de los enanos hasta el de los gigantes. A menudo se les considera poco inteligentes (especialmente a los masculinos, pues las femeninas o trollkonor pueden ser bastante astutas), muy fuertes, de grandes narices, brazos largos, peludos y no muy hermosos (siendo de nuevo las féminas una excepción, al ser con frecuencia bastante atractivas). En los cuentos de hadas escandinavos los troles a veces se vuelven de piedra si les da la luz del sol.


Espero que te haya gustado mi nuevo post. Y, si haces un viajecito a Escandinavia, ten cuidado con los trolls...... jejejeje...