miércoles, 28 de marzo de 2012

Historia de las brujas (Parte VI)


La práctica de la magia se encontraba entre los dos fuegos de ambos grupos religiosos y las brujas y adoradores del Diablo eran descubiertos en todas partes. Cada bando tenia su propagandista, hombres cultos, hijos del Renacimiento, que, igual que los campesinos habian mantenido los antiguos cultos durante la Edad Media y ahora eran cazados y quemados bajo la acusación de ser brujos, estos filósofos y artistas se dedicaron a crear una nueva cultura a partir del arte y de las ideas clásicas. Con este nuevo interés por el clasicismo fueron resucitadas las antiguas prácticas de mágia.

Un buen ejemplo de lo relacionados que estaban la filosofía y la mágia en esta época son los trabajos de Paracelso (Filipus Aureolus Teofrascus Bombastus Ab Hohemheim, se quedarón a gusto en su casa, 1493-1541) Aunque Paracelso usaba pociones mágicas con sus pacientes, creía que el médico no sólo debía tratar la parte del cuerpo enferma, si no que debía restaurar el equilíbrio de la salud en toda la persona.

En las mentes supersticiosas del s. XVI personas como Paracelso y Bruno eran sospechosas de haber vendido su alma al Diablo a cambio de misteriosos poderes y de colaborar con nigromantes y brujos que les ayudaban a adquirir sus conocimientos de cadáveres resucitados. Se decía que Paracelso había sido visto hasta en cuatro lugares simultáneamente y se creía que la espada que siempre llevaba con el tenía propiedades mágicas, que su hoja mantenía alejados a los espíritus para proteger el elixir de la vida que llevaba oculto en su empuñadura.
Y mientras que en las ciudades los intelectuales eran acusados de tratar con el Diablo, los campesinos practicaban sus rituales mágicos adorando a un dios cornudo que se podría identificar con el mismísimo Satanás.

Con la Reforma los católicos y los protestantes se acusaban los unos a los otros de ser brujos. Esta fue la época en que la histeria por la brujería llegó a su punto mas alto, especialmente en Alemania en donde 200 brujos fueron quemados en publico en solo una semana. 

Fue una época terrible en la historia de la humanidad que exigió miles de víctimas inocentes, en su mayoría mujeres campesinas entregadas a los verdugos por sus propios vecinos, párrocos y hasta familiares.
En los s. XVI y XVII hubo también un claro incremento de la alquimia. Se necesitaba oro para reclutar ejércitos, el de México y Perú financió la Inquisición de los Países Bajos, pero los príncipes protestantes dependían de los impuestos, así que se volvieron hacia los alquimistas con el deseo de encontrar una nueva fuente de oro. La alquimia tenía una filosofía similar a la que proclamaba Bruno: Si el espíritu y la materia eran uno solo en la creación, cualquier material podría ser convertido en oro. Tomando el plomo como metal base y mezclándolo con otros podría ser transformado en mercurio y luego en oro. En este proceso se destilarían espíritus volátiles que en su quintaesencia serían el elixir de la vida. Lo que los alquimistas buscaban era la piedra filosofal con la cual podrían ser llevadas todas estas transformaciones, y la intensa búsqueda de ésta produjo muchos descubrimientos científicos accidentales.


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